Escribo porque escribir para mí, es un hobby y es una manera
de conectarme conmigo mismo.
Ahora… Feliz abril, feliz día nuevo a vos y a cada una de
las personas que estén abriendo los ojos en este preciso momento.
Quería contarles que estoy segurísima que esta será la
última vez que escriba desde la casa tan hermosa de Paso y Avenida Corrientes,
contarles que mi vida sigue en pie y cada día que pasa, me miro y digo: “!Qué
increíble!” y sí, la verdad… ¡Qué increíble!.
Esta semana me mudo, cosa que me super alegra porque voy a
volver a tener mi cuarto propio. Porque mi mamá está enamorada y está
realizándose como persona junto a la persona que ella esperó durante toda su
vida. Porque éste año me tomó desprevenida respecto a muchas cosas, pero no
significa que por eso no voy a aprovechar o verle el lado positivo a cada una
de las cosas que me pase. Sé que voy a publicar esto en mi Facebook porque de
verdad me interesa saber si alguien me lee, si se toman las molestías en lo que
escribo.
Pero como sé, que pocas personas se tomarán la paciencia de
leer cada cosa mía, sé que puedo ser franca respecto a todo lo que pasa por mi
cabeza y mi corazón.
Aclaro que escribo meramente esto para mí, para recordar con
tanta frescura los detalles y todo lo que siento ahora, para mañana poder
volver a ponerme en esta piel y cuando no me duela, sonreír por cada cosa buena
y mala que me pase. También, escribo, para ver qué sienten las personas que
están en mis historias, para que sepan, que intento recordar lo más que puedo.
Para que ellos/as también sepan que me interesa hablar de todos y cada uno de
ellos/as.
Y no voy a mentir, lo que más me importa en éste preciso
momento es saber qué va a pasar con mi corazón. Porque hace poco, Nicolás me
dejó por muchas razones que no las diría porque eso sí es sumamente personal.
Lo vi un par de veces y siempre que lo vi, intenté sonreír y no llorar, porque
sé que es buena persona y sé que está todo más que bien con él. Pero no pude
evitar no llorar, y querer abrazarlo y que él me calme, estuve un año con él y
la verdad que sentía antes que el tiempo era poco, pero hoy en día, me pone
sumamente feliz que me haya tocado la posiblidad de estar con él; ya que él no
le da bola a nadie, y el noventa porciento de las chicas le parecen feas. La
última vez que lo vi, fue el 17 de marzo. Fui a buscarlo a la salida del
trabajo a las ocho de la noche, por costumbre… porque me dolía no estar ese 17
con él, porque no pude evitar no acordarme lo que había pasado el 17 de marzo
del 2012 (yo estaba en Lanús, en la casa de mi mejor amigo y él se había ido al
cumpleaños de una amiga de él. Nos íbamos a ver en la plaza Martin Fierro, creo
que tipo temprano. Me mandó mensajes diciéndome que llegaba tarde y cuando
llegó, mi cara “mala” para no usar otra palabra, era increíble. Me regaló un
chocolate, lo miré mal y le dije: “¿esto me regalás?” cosa que hoy en día digo:
“fa, ¿tan mala ibas a ser? ¿con qué necesidad?”, entonces, me quedé con él
hablando, lo quise dejar, como unas de las miles de veces que intenté hacerlo y
que bueno, que no sucedió. Ahora que lo pienso… sí, era muy histérica). No
quería que fuera el primer 17 que desde que lo conozco, no la pasaría con él.
Lo vi, se puso feliz al verme. Me agradeció, aceptó los dos chocolates que le
había comprado con mucho amor, le pedí que me acompañe a la parada. Me preguntó
si me podía dar un abrazo, me lo dio. Me tomé el colectivo, apenas subí me puse
a llorar muy triste, la gente en el colectivo me miraba extrañada y cuando
vine, lo primero que hice fue llamar a Ezequiel.
Para entender un poco mejor, unos días antes le había mandando un mensaje
para preguntarle si lo podía ver porque le había hecho un cuaderno citando
autores y se lo quería dar a él, me dijo que no podía, que arreglabamos para
otro día… Bueno, arreglamos. Lo vi, me dijo que se sentía muy enojado conmigo,
que quería estar solo y que iba a aceptar el cuaderno. Le di el anillo de
compromiso, y el cuaderno, y me sentí tan mal, porque me juré que no lo iba a
volver a llamar y ni a buscar. No sé cómo pasó y ni cómo fue, pero nos besamos,
se quedó conmigo para que deje de llorar (como sabrán… soy demasiado maricona,
y lloro todo el tiempo. Hasta por cosas buenas) se quedó como cinco horas
conmigo, hablando, abrazándome, y juro que fue la única vez en mi vida que me
sentía verdaderamente querida por alguien y nunca le dije a nadie un: “te
quiero” con tanta pasión como se lo dije esa vez. Fue tanta mi amargura, mis
lágrimas de ése día que apenas él se fue, subí llorando nuevamente y empecé a
vomitar. Y es acá en donde me detengo a hacer un *.
-* Mi mamá, hace dos años estaba
de novia con un chico que se llama Manuel. Ella lo quería mucho, y lo
respetaba. Lo traía a casa, lo presentó frente a la familia, él venía a las
cenas familiares y todo… Todos los querían, menos yo (nunca quise a un novio de
mi mamá, salvo el de ahora). Un día le dijo: “Lore, me gusta otra. No siento lo
mismo que antes”, fueron meses muy tristes en mi casa. Era horrible ver a mi
mamá llorando por los rincones todo el tiempo, ella estaba muy enamorada de él
y había dado todo lo que tuvo por él, cosa que me molestaba que le diera más
valor a lo que realmente era. Mi mamá estuvo tan mal, que se enfermó. La tuvieron que internar en el Ramos Mejia, y
los doctores le decían que no sabían de dónde se había enfermazo de
insuficiencia renal, y lo raro era que mi mamá siempre se hacía estudio de todo
porque bueno, es asmática y siempre se chequea todo. Cuestión que, los doctores
le dijeron si andaba mal o estresada, y ella le dijo que sí, a lo que ellos
respondieron que eso era la causa de la enfermedad.
Nunca le voy a perdonar a Manuel
el daño que le causó a mi mamá, la dejó así para toda su vida. Sé que no la
quería, siempre lo supe y me jodía que siguió con ella durante un año y medio
por lastima. No le echo a él la culpa de la enfermedad, pero sí del dolor. Ella
se estuvo a punto de morir, y yo no sabía que hacer para hacerla feliz, me metí
a la murga.
Ahora, prosigo con la historia
mía.
Cuando subí y empecé a vomitar y
a llorar, mi tío salió corriendo a ver lo que me pasaba. Y cuando me calmé,
dije: “estoy vomitando por estrés, por estar mal”. Y estoy segura que fue por
estar llorando cinco horas frente a Nicolás. Lo llamé apenas dejé de vomitar, y
le conté que me sentía mal y me dijo que me iba a ver al otro día a la salida
del colegio, cosa que me puso super feliz porque sentí que le importaba saber
cómo yo estaba. Al otro día me llama, me dice que iba a venir a verme que
estaba yendo a la parada… Me vuelve a
llamar a la media hora, diciéndome que Carolina tenía problemas en la casa y
que su deber de amigo, era quedarse con ella apoyándola.
Dejo a su criterio cómo me sentí,
todos los que me conocen saben que nunca me cerró su relación con Carolina.
Pero más allá de eso, todo el mundo se pelea con los papás, y yo me enfermé por
su culpa.
No me enojé, si se preguntan eso.
Me puse triste, porque me di cuenta del verdadero valor que yo tenía para él.
No me enoje porque no soy nadie para reclamarle, y porque me llamo y me pidió
perdón. Me preguntó si me podía llamar a la noche, a lo que yo respondí
ofendida que no. De todas formas, más allá de mi: “no” si le hubiera interesado
saber cómo yo estaba o cómo yo me sentía, me hubiera llamado igual.
A los dos días creo, no recuerdo
exactamente. Fui a buscarlo al trabajo, estando con fiebre y no sé si él lo
valoró o le dio importancia alguna a mi gesto. Pero cuando lo vi esa vez,
pensaba en lo hermoso que es. En lo importante que él se había convertido en
mí, en su sonrisa desplegándose de sus labios al mismo tiempo, lo veía con esos
ojos tiernos que tiene, con ese pelo suave que siempre me gustó… Y dije,
llorando. Esto es todo.
Sé que me quiso bastante y no
tiene precio, porque pese a todo lo que él es hoy soy independiente porque él
me ayudó a lograr eso. Y le estoy totalmente agradecida por todo eso. Pero
hasta el día de la fecha, no lo volví a llamar y tampoco lo volví a ver.
Cuando uno reflexiona, y mira
hacía adentro. Con lo que uno tiene, con lo que uno quiere, con lo que uno
aspira en su vida cotidiana. Descubrí que siempre hubo alguien ahí, desde hace
casi tres meses que siempre hay alguien ahí que está dispuesto a escucharme o
verme si lo necesito, que si me ve llorar me abraza fuertísimo y no le importa
nada, con tal de que yo comience con mis palabrotas. Fue tanto lo que esta
persona hizo por mí, en este tiempo, que sé que él es el motivo por el cual no
me siento deprimida por haber termino con Nicolás (estar mal, uno siempre va a
estar mal. Pero no me siento super débil o deprimida. Aparte, siento que no lo
vale, no por Nicolás, sino que no vale estar mal por nada en la vida).
No doy nombre aún porque no
quiero que mal interpreten, bah, aún.
Conocí a este chico, el 16 de
enero. Lo conocí de la manera más rara del Universo, él es hermano de un amigo
de una amiga, yo un día le saqué el teléfono a esta amiga y empecé a insultar
de buena fe (digo esto, porque no fue con maldad, fue para molestar nada más) y
un día esta amiga me pasa el Facebook de este chico, revisando sus fotos veo al
hermano, y disculpen, pero no es un pecado ser babosa. Lo agregué, y cuando me
aceptó dije, y muy fuera de joda, pensé y dije: “no le pienso a hablar, no sé
para qué lo agregué. Si me busca, le hablo”. Le puso un MG en una foto mía y
empecé a hablarle, empezamos a hablar por teléfono y nos cgaamos de risa. Nos
la pasabamos hablándonos, yo le contaba que andaba mal con Nicolás y que me la
veía venir, con que íbamos a terminar y él me contaba que había terminado con
su novia, que justo aparecí yo y que le hacía bien. Cosa que me pasaba lo
mismo, un buen sano, no nos mal interpreten. Siempre fuimos re amigos, pero
amigos sin nada más (aclaro).
Me fue a ver en la murga una vez
en Boedo, se escondía para que yo no lo veía y no tenga vergüenza (ahora no puedo
evitar no reírme) y yo lo buscaba entre la gente. Y la otra vez que vio a mi
murga se fue porque no me vio (no puedo evitar no seguir riéndome de esto).
Salía con él, íbamos a caminar, o
venía en el auto y nos íbamos a algún lugar a hablar, íbamos a comer, venía a
casa. Y la verdad es que me empezó a
gustar con el tiempo, si yo me sentía mal o tenía problemas él me escuchaba, me
llamaba, me mandaba mensajes. Y nos hicimos re amigos, un día fui a bailar y me
sentía re incómoda y él me fue a buscar a las cinco de la mañana al boliche y
les juro por el Che, que no pensaba que él me iba a ir a buscar. Se quedó
conmigo hasta la hora que entraba al trabajo, después me invitaba todo (a lo
que voy, es que Nicolás no era de tener estos gestos conmigo y me gustaba
sentirme mimada, aunque siempre peleabamos por quién le paga al otro, y a veces
nos poníamos un poco de acuerdo) y cuando
me enfermé y vomité, él me acompañó al hospital y se quedó conmigo. Y me
empezó a gustar, pero de verdad, y es la primera vez que lo digo públicamente y
fuera de lo que es mi entorno de amigos. Al principio lo insultaba de que es
superficial, que es metrosexual y que es burro. Y me siento re tonta por
haberle dicho tantas boludeces juntas, porque pese a todo eso, es hermoso a su
manera. Me empecé a sentir bien con él, y empecé a querer abrazarlo y besarlo.
Empecé a buscarlo, él vio actitudes mías que no les gustó y empezó a alejarse
de mí y dejamos de estar en algo, para ser solamente amigos.
Empezó a gustarme su sonrisa, me acostumbré a sus ojos
artificiales (aunque las pocas veces que lo vi con sus ojos naturales, me gustó
mucho más), me gustaba todo de él hasta que me di cuenta que me había
enganchado con él de verdad y empecé a buscarlo y bueno, ahora somos
simplemente amigos cosa que me pone re feliz, porque nos llevamos genial y lo
siento muy cercano a mí.
El sábado fuimos a bailar juntos, bah, no. Fui al mismo
boliche que él y fue una odisea hermosa, lo vi, lo besé y dije: “no quiero
perder a este flaco, es oro puro”.
Bueno, eso es por el lado sentimental. Estoy media bien y
media mal, sola más que nunca. Cosa que siento que está bien, porque bueno, la
realidad es que quiero estar con Ezequiel porque me enganché posta con él. Es
una persona tan inesperada, dulce, atenta, compañero, caballero, lindo,
compresivo, y leal frente a todos y no hace falta que él me diga que va a estar
porque simplemente, sé que lo va a hacer. Tiene una manera de ayudar con tanto
cariño, que me pone muy feliz de contar con personas como él.
Aclaro, que antes que nada, soy humana así que no tienen
permiso a venir a hablar de moral o de respeto después de haber terminado con
alguien. No voy a tolerar nada de nada. Es mi vida.
Por segundo lado…
La melancolía que tengo de estar en 5to año no tiene precio,
me la paso preocupada qué va a ser de mí cuando termine este año. Empezamos
siendo ocho chicos, ahora somos trece creo. Sé que no es mucha la diferencia
pero se viene buena la cosa.
Ya señamos el buzo de egresados y es muy original, muy de
chicas pero se me hace que me va a terminar gustando aunque ahora diga que no.
Nos hicimos remeras con el escudo del colegio y es re lindo todo lo que tenemos
pensado hacer con las chicas.
Salimos todas juntas a bailar, nos reímos, somos felices,
estamos todas unidas, es increíble todo lo que siento, no sé si es adrenalida o
felicidad, pero me dan ganas de decir (y disculpen mi vocabulario) ¡Qué linda
vida la puta que lo parió! Admito que me falta Ezequiel, pero la puta madre,
¡qué feliz que soy!.
Y por último, estoy sumamente decidida con lo que voy a
estudiar. Y de lo que quiero de mi vida.
Quiero ser buena, en realidad no, quiero ser la mejor o
especializada y que todos digan: “oh, la doctora Centurión” y que la gente tema
ir al juez contra mí y que se achiquen, pero esto lo quiero lograr con estudio.
Quiero ser un as de la política y de la historia, quiero ser la mejor de todas.
Quiero ser diputada y dedicarme al trabajo barrial al través de la militancia,
porque el poder francamente, no me interesa y no es mi fuerte (por lo menos,
así lo veo hoy).
El trabajo… estoy por cumplir seis meses desde que entré y
no renuncié y no tengo la más mínima intención de renunciar. Porque está bueno
ser parte del equipo, de tener una rutina que respetar, está bueno tener tu
propia plata y hacer regalos y saber que realmente lo sentiste al momento de
regalarlo, que te puso feliz hacer a otra persona feliz con una pavada. Está
bueno despertarse temprano y caminar cuando el sol está saliendo y pensar,
pensar, mucho pensar. Está lindo salir del trabajo e ir al colegio y darse
cuenta que el día apenas comienza. Y que tus amigas te sonrían y bueno… Me pone
muy feliz.
La facultad la estoy haciendo junto a Leslie, cosa que me
pone re feliz porque es una chica tan fresca y tan natural, me hubiera gustado
ser como ella cuando era más chiquita y capaz no haberme echo la adulta tan al
pepe. Porque es una re amiga para mí, porque siempre me cuenta todo y es mi confidente
en todo, es increíble ella.
Ando saliendo mucho con amigos, salgo a bailar, extraño a Ezequiel,
salgo con la familia, lo veo a Ezequiel, estoy sacándome muchas fotos con todos
y la mamá de un amigo me usa de modelo cosa que me divierte y disfruto mucho, estoy
extasiada de felicidad y es una pena que hayan personas que se pierdan todo de mí,
como mi viejo, mi abuela, mi tíos.
Después me dieron vueltas con el tema de viajar, a
Bariloche, a Córdoba, a San Luis, a Perú y a Ecuador… La resolución final es
que el 15 de abril tengo cita para sacarme el pasaporte, luego diré mi destino
(no lo digo por acá porque hay personas que van a leer esto y quiero decirles
en personas a dónde me voy)
Bueno, un poco de mí. De mis emociones, de mí corazón, de
mis personajes importantes. De mi mejor año.
Que Abril les traiga mucho amor, muchas sonrisas, mucha
fortaleza.
PD: Al final les conté quién era, se llama Ezequiel J.
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