domingo, 8 de septiembre de 2013

Sin aviso.

Hoy cuando se levantó camino lentamente hacía la ventana.  Se encontró con otro mundo, totalmente distinto al que conocía por las tardes y las noches.  El cielo parecía estar acuñado por un hermoso dibujo de maravillas: se desplegaba de oriente a este un sol irradiante que invadía cada centímetro de su ser y un cielo tan cristalino que la ciudad se veía reflejado en él cuando se miraba fijamente hacia el cielo.

Cuando quiso mirar el reloj de la pared, se tomó dos segundos para ubicarse en ese microsegundo en el espacio terrenal en el que se encontraba ubicado: quiso habitar en su cuerpo y tomar noción del equilibrio corporal, pero se debilitó y su cuerpo se esfumo en ese instante. Retomó la vista, todo se tornaba de un nubloso invisible a una visión visible y apaciguadora respecto del lugar y caminó sigilosamente hacía la pared, reconoció los números y de pronto, olvidó leer el reloj y miró alrededor… No pudo distinguir qué eran los números y las flechas ubicadas dentro de ese objeto redondo con un marco, ese día supo que su vida cambió aunque no sabe sus direcciones. Supo ver que el cielo tornado era otro, que las raíces de los árboles florecían de algún lugar que no supo nombrar. Se frotó los ojos para corroborar si lo que veía era real, al darse el disgusto de su verdad prefirió cerrar sus ojos.

De pronto, por atrás de su espalda sintió una brisa fresca que le recordaba a un peculiar recuerdo que sí pudo contener en su mente pese a su desconocimiento actual de su situación, sabía que esa brisa le traería paz. Sabía que todo ese descontento del mundo nuevo, tenía su alivio en su mal estar.  Sintió una mano suave deslizarse en sus brazos y un aroma fresco que no pudo definir, sintió adentro de él, que estaba en casa. Y no tuvo la necesidad de darse vuelta a ver quién era la persona, solamente supo que con esas caricias, le devolvió la noción de las cosas y al abrir los ojos, despertó.  



La noticia de que era un sueño, le volvió el aliento a su corazón.  Supo que vio el Fin Del Mundo, y le gustó. 

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