domingo, 9 de febrero de 2014

Europa I

Todo comenzó en forma de chiste cuando empecé mi último año del bachillerato, mi tío y mi madre propusieron de irme a Bariloche y por su precio le dije a ambos que convenía a irme a otro lado ya que es prácticamente la misma cantidad de dinero. 

A continuación entablamos una conversación muy interesante sobre cuál iba a ser mi destino, y la idea principal fue que vaya a EEUU a conocer y de paso me quedaba con mi tío Omar.  A lo que respondí en broma que para eso me iba a Europa porque mi tío tenía amigos, después de un mes y medio bromeando conque me iba del país recibo una llamada de mi tío un día de septiembre, yo estaba militando y me dice: '¿Te parece irte dos semanas o un mes a Italia?' y cuando me dijo eso... No supe reaccionar, o qué decirle más que gracias. 


Los  meses que le siguieron fueron muy intensos para mí, sobre todo para conllevar las emociones que sentía por terminar la escuela secundaria. Además, mi mundo revolucionó de una manera... Pasé de tener compañeras a sentarme sola el resto del fin de las cursadas, pasé a tener un hermoso novio, cambié de área de militancia, renuncié a dos trabajos en un año, en fin, un cliché de cosas abrumadoras dentro de mí.

Vino mi fiesta de egresados.
Fui a fiestas de egresados. 
Me enamoré. 
Perdí a mis compañeras. 
Me volví orgánica en la militancia.
Terminé de rendir.
Tuve mi entrega de diplomas.

Y al día siguiente me iba del país. Hice una despedida con personas  muy apreciadas por mí, me acompañó al aeropuerto mamá, Ezequiel, Pato y Javier. Como se darán cuenta, mi vida está rodeada de hombres desde siempre.  No les puedo explicar los nervios que sentí, me iba a Europa sola mes y medio y dejaba todo suspendida mi vida por ese tiempo. 

Cuando iba a embarcar al avión y los despedí a ellos, no pude evitar no llorar y no ponerme tensa y preocupada ya que no sabía que me aguardaba al otro lado del mundo. La gente me miraba extrañada porque yo parecía un tomate de lo mal que me había puesto, despedía a mi novio y no lo iba a ver por muchísimo tiempo y capaz era la última vez que estábamos juntos porque capaz terminábamos en el transcurso del viaje, dejaba a mi mamá sola y eso me desesperaba y me despedía del amor de mi vida, y él daba todo por mí en ese viaje y me preguntaba cómo iba a hacer para no preocuparle.
 
Cuando subí al avión me calmé un poco ¿qué podría salir mal, si yo iba de vacaciones? Llegué a brasil, y mis nervios y mi lucidez mental aumentaron al cien por ciento, no podía perder ni un solo vuelo, no podía perderme en los aeropuertos, no podía sentir miedo porque esa no era la idea, quería sentirme fuerte y decidida.  Llegué a brasil a las cinco de la tarde de Argentina y mi avión salía a las diez de la noche. Esas horas fueron nervios, saqué la tablet y me puse a hablar con Javier y le contaba que ya no daba más y era cierto, los nervios se acoplaron y se apoderaron de mí. Habían muchos argentinos en el aeropuerto y yo estaba más tranquila, y los brasileros entendían bastante así que me tranquilizo más aún. 


Llega la hora, un televisor ubicado a la altura del techo anuncia que los pasajeros con destino a Milán empezaban a embarcar. Esta vez me ganó la emoción y la felicidad, con tan corta edad me iba a ir a Italia e iba a estar ahí y eso me asombraba muchísimo.  Nos hicieron subirnos a un colectivo y luego el avión era enorme y  entraban casi trescientas personas allí dentro, era muy estrecho ya que cabían dentro siete asientos con pasillos entre ellos. Me tocó una horrible ubicación ya que la mujer que me atendió en Ezeiza no había preguntando qué lugar prefería yo, entonces le pedí muy amablemente a la azafata si antes de despegar podría cambiarme de ubicación ya que me había tocado en la fila del medio de tres y al lado del baño, no iba a poder dormir en toda la noche con los ruidos.  Entonces cuando terminaron todos los pasajeros en su totalidad de embarcar, la señorita muy amable se acerca y me da a elegir el lugar que quisiera, elegí un asiento de a dos totalmente vacío, en el cual me senté junto a la ventana y me calmé. 

Debo agregar que nunca le tuve miedo a volar, de hecho, me tendría que acostumbrar de todas formas ya que yo tenía todos vuelos en avión y otra opción tampoco tenía.  Ese despegar fue increíblemente hermoso, la pista de aterrizajes estaba toda iluminada y hacían un destello alucinante junto a mi adrenalina. El avión empeñó con todas sus fuerzas y cuando menos descubrí, estaba volando por encima de Sao Pablo el plena noche. Lo cual fue un paisaje bellísimo para mis ojos y sus luces de noches, me recordaron lo hermoso que es el mundo en su existencia efímera. 

Me sirvieron la comida, me dieron dulces y bebidas. La verdad que fue muy placentero mi viaje de ida (y más aún el de vuelta). Cada asiento, como sabrán las personas que alguna vez harán viajado en un avión de larga distancia, posee una mini televisión para ver peliculas. El vuelo en su total eran nueve horas pero fueron eternas, así que para matar el tiempo decidí ver peliculas y escuchar música. Cuando subí a ese avión, no sabía qué iba a pasar con mi vida o qué iba a ser de mí durante mi estadía por Europa, no sabía si yo estaba acostumbrada a eso o si iba a poder soportar tanto tiempo. 

Cuando bajé del avión, los nervios se apoderó nuevamente de mí. Leía cosas y no entendía cuál era la salida así que se imaginarán cómo me sentía, tuve que pasar por migraciones italiana y mi tío ya lo tenía todo calculado, me había redactado un papel escrito en italiano con el cual explicaba todo; edad, nombre, fecha de nacimiento, nacionalidad, motivos de turismo, tiempo de estadía, dinero en efecto, direcciones de familiares, en fin, completo. 

Salgo y no veo a la persona que me iba a tener que ir a buscar, y me desesperé un poco. Volví a mirar mejor y estaba ahí Miltón que es el sobrino de mi tío Omar y su amiga italiana, Laura. Conocí ese mismo día a la Bela Italia, y debo decir que no esperaba encontrarme con semejante belleza y riqueza. Fui a conocer el lago Como y me asombraba ver casas hermosas y muy lujosas en las montañas, de hecho, tienen rutas muy empinadas cosa que me llamó la atención, hasta trenes tienen en las montañas. En fin, me sentí muy orgullosa de ser argentina y de poder ver la belleza de ellos y darme cuenta que no tenemos nada que envidiarle a nadie.


Día 1. 

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