viernes, 20 de agosto de 2010

En un living con muebles antiguos y extensos, en un sillón de terciopelo estaba una dama sentada ahí y sin levantar la cabeza me dijo:

- el calendario pasó, empecé con un diciembre devastador, con un enero depresivo, con un febrero pensando que volvería a poder mirarla, un marzo ansiando tener una respuesta a mis problemas, un abril soñando con los ojos abiertos, un mayo intentando mentirme, un junio desesperante, un julio apago y un agosto que rasguño las puertas de las habitaciones ¿por qué?.

La miré tan extrañado, esa dama parecía arrepentirse de algo y evidentemente había pasado el tiempo pero no conseguí nada para superarlo. Y se secó las lágrimas con un vestido tan grande y tan ajustado que de seguro no la dejaba respirar y me dijo:

- hubo una vez en la cual fui feliz de mis actos y tenían remedios, pero lo que hice esta vez va más allá de todo esto.

- ¿de qué estás hablando mujer?

- ¿te importa el que dirán?

- Claro que no, en algún momento de mi vida era demasiado pendiente de los demás que de pronto, mi vida dejó de ser una vida. Y tuve que frenar eso y seguir a pesar de todo.

- SOS un hombre valiente.

- ¿por qué hermosura lloras?

- Ella está tan linda.

Y escondió su cara entre su vestido y siguió su luto que se volvía insoportable.

- ella está tan linda.

- ¿quién?

- mi princesa.

-¿quién? ¿Quién es tu princesa?

Luego de sentarme a su lado y calmarla, ella empezó a vomitar todo lo que tenía tan guardado como si fuera un secreto del cual dependía su vida. Se secó las lágrimas y me dijo “ya no soy una doncella sana”, se sentó firme y dejo caer su pelo largo y lacio sobre sus cadenas de reina, me miro muy fijamente a mis dos ojos y sentí que ella se metía en mí y en mi ser. Tenía un pelo demasiado negro, y unos ojos tan claros que se trastornaba gris y me susurro…

- yo sé que no sos nadie que yo conozca o haya conocido en algún pasado, yo sé que quizás no te importa saber que me pasa y menos lo que siento, pero como tal motivo sé que no podrás decirle nada a nadie que me afecte pero tengo que contar esto, hace meses que me lo guardo y siento que no, no…,

Y empezó a llorar de nuevo.

-quédate tranquila, ¿qué pasa?

- hace unos meses, yo salía de dar una clase en el auditorio de Santa Fé y Bolivar. Eran la una de la mañana, y era la madrugada del sábado veinte y cinco de un enero cualquiera. Había pocas personas en la calle, supuse que era porque los chicos salían a bailar y los grandes se iban a descansar. Caminé unas diez cuadras porque mi departamento quedaba cerca y de pronto veo a dos hombres venir y…,

Se largó a llorar nuevamente.

- ¿qué pasó?

- Abusaron de mí, aborté a la nena. Tenía la cara de unos de mis abusadores, la piel a él, sus ojos, me dio tanta bronca que decidí matarla antes de tenerle un despecho y decirle que a su madre la violaron y que no es hija del amor.

-

Quedé pasmado a esas palabras, qué debía de decirle una completa desconocida se revelaba ante mí y nunca antes yo había tratado cosas semejantes y desconsolada empezó a llorar.

- no es tu culpa. No lo es, claro que no.

- ¿ah no? ¿Quién la culpable de matar a una nena?

En lo que decía, tenía razón pero en cierta forma, me puse en su piel. La escuché como seguía la historia y que casi muere al hacerse el aborto y que de por vida, ella no puede ser madre de nuevo.

Lo primero que le pregunté después de está charla y que ella lograra calmarse.

- ¿lo hablaste con alguien?

- No, sos el primero.

- ¿policía?

- No.

- Mujer, ¿por qué soportas esto?

- No lo sé, no quiero ir presa por matar a mi hija.

- Pero no es tu culpa

- Sí que lo es. Gracias por escucharme, me tengo que ir.

(Sueño que tuve esta mañana, supuestamente yo era ambas personas. Me levanté muy asustada al soñar esto porque si te pones a pensar si lo aborta al bebé no puede saber si se parece al chico que la violo, porque el bebé no llegó a nacer. En fin, me tengo que ir a la cama porque estoy con angina).

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