¿Estaría mal si nombro su nombre como si fuera capaz de aparecer? Marcos está indignado y no entiendo su por qué, no contesta mis llamados y cuando me habla es por interés. Se rumorea por ahí la historia de Manuel y Carla, una pareja de jóvenes enamorados de quizás unos veinte
años. Decidieron
escaparse para buscar algún lugar del mundo en el cual primero se vea las estrellas antes del alba, quisieron creer que le mundo les pertenecía cuando ellos le pertenecen al mundo. Intentaron caminar por el agua pero se dieron cuenta que era inútil, que tan solo eran dos
engualichados perseguidos por la excitación del momento y los vientos abrumadores, ¿Y que tenían que hacer? ¿Volver con esa vergüenza, cargándola encima
como así fuera... como si fuera... un problema de mayores? Él volvió al trabajo de esclavo y a su vida, que por mala suerte, era de un típico
campesino sin oportunidades de triunfar en algo. Ella, hija de una costurera que solo conseguía el pan del día y esperando casarse con su amado pero lo cierto es que sus padres jamas iban a permitir tal locura, no querían que su hija tuviera que hacer cosas denigrantes para lograr conseguir una lismona. El amor no tiene limite, y eso lo saben todas las personas que saben sentir su nombre, corrección; verdadero nombre, algo tan insignificante y tan
abarcativo a su vez, de nuevo las locuras de pasión invade las vidas de estos jóvenes; los atrapa, les miente y les llena la cabeza con ilusiones
¿Y qué son las ilusiones? ¿Quién me dice qué lo que uno siente es una ilusión? ¿Puedo fingir que todo esta mal y quizás, es una ilusión, yo estaría entonces, disfrutando un viento cálido del Mississipi?. Volviendo a nuestro relato, Carla no se daba por vencida pero un día volvía de sus clases particulares de literatura y lo vio al amor de su vida entre brazos de otra mujer, pechugona y más alta que ella, con ojos rasgados y con labios carnales. Sintió que no tenia que luchar, sintió el vació que ella pensaba que habitaba en todos los humanos que no amaban, pensó que si se iba estaría mejor y pensó, pensó... Y decidió irse, fuera, conocer una ciudad. Gente, carros, caballos, mercados, instituciones privadas y quizás alguno que otro buen mozo que se anime a invitarla a salir a un baile elegante y sentirse por una noche una reina. Pero lo real, fuera de la ilusión era que se iba de su pueblo con una mano adelante y la otra atrás, renunciando todo lo que había sentido y creído realidad alguna vez.
Esa Carla ya murió y no volverá.
A la semana un carro con dos oficiales se acercaron a la casa de Carla fuera de la ciudad para darle la noticia de que apareció ahorcada en una pensión, al enterarse Manuel sonrió y se fue, nunca mas nadie volvió a saber de el.
A vos, querido Marcos ¿Qué te anda pasando? ¿Qué sentís? ¿Me observas? ¿Me escuchas? Yo sé que no estás, pero miento si digo que realmente no estás, porque más allá de una ilusión, yo sé lo que mi corazón siente y siente capaz de creer. Buscaré cada rincón y voy a encontrar la respuesta porque muchos preguntan pero temen a lo real, saben que la ilusión los hace feliz y mediocres. Yo no quiero vivir con falsedad, yo sé que vos Marcos te ocultas y sé que vas a aparecer para hacerme retomar la ilusión. Y vos Marcos, como estarás...
Saludos.