-Y un poco. ¿Vos no lo estás?
- Y no, no hay porque ¿o si?
- Yo creo que tendrías que hablar con él.
-¿Sobre?
- Esto. Tus penas y cuentas pendientes con él o con tu pasado.
- No quiere hablarme, no quiere verme, no quiere escucharme. Estoy muerta.
- ¿Y vos crees que estás muerta?
- A veces sí, otras no.
- ¿Y sí lo averiguas?
- ¿Cómo?
- Averiguando como llegaste acá.
- ¿Y vos te andas preguntando por la vida, el por qué caminás? ¿Te fijas qué hacés acá y el por qué me hablas?
- Y si me lo preguntas así, te digo que estoy muerta o que soy un fantasma. Sin entrar en un caos o en exageración, soy una desconocida.
- ¿Sos un fantasma? ¿Por qué?
- Porque anduve vagando en lugares terribles, toqué el infierno con mi cuerpo y rosé la vida en mis labios. Cuide a Jesús en mis brazos, ayude a Hitler, canté junto a Gardel y luché junto al Che. ¿Más pruebas? Mirá mis ojos ¿Tengo ganas de mentirte? Soy un fantasma, nací y morí, morí y nací de nuevo. ¿O eso no es la vida para la gente?
- Yo nací para nacer y listo. No hay más vuelta.
- ¿Estás segura de eso? Yo creo que tu vida se baso en dolor y en sacrificios. Y la otra mitad, te hiciste la víctima de cada hecho que te paso.
- Y bueno... ¿A qué querés llegar con todo esto?
- A que nunca te animaste a cerrar una etapa en tu vida, nunca pudiste decir adiós a nadie y a nada. Siempre sustituis para no llorar, no toleras las perdidas.
- ¿Y vos de seguro, nunca perdiste a nadie no?
- Sí, y mucho más que vos. Vi morir a mi hija en mis manos, vi como desollaban a mi hermano en la segunda guerra mundial, vi en la Revolución Francesa como era guillotinado mi padre y nunca me amaron por todo lo que fui, decime ¿Por qué vos esperás eso?
- Yo no espero. Vos estás esperando.
- Yo ya me cansé de esperar y me animo a decir que vos también.
- Y si ya sabés que pienso.
- Y te conozco, no sos débil y no te persivas de lo contrario. Andá y cambiá las cosas.
- No puedo volver.
- ¿Y yo sí? ¿Puedo?
- No.
- Y entonces es hora de que te des cuenta que tenés que dejar ir a las personas y a sus dolores, dejar ir lo que alguna vez te hizo feliz y lo que alguna vez te mató. Es hora de que descubras que el horizonte no tiene límites y es hora de que dejes de llorar a escondidas por los rincones de tu casa y dejes de hablar pensando que él te escucha porque para él estás convertida en un fantasma y vos tocaste con Gardel, y luchaste con el Che, ayudaste a Hitler y te convertiste en un fastama para él. ¿Podés asumirlo?
- Y puedo.
- Me retiro.
- Gracias, hasta pronto amiga.
- De nada, hasta pronto.
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