Acá estoy, a las cinco y media de la mañana de un sábado a la madrugada en un lugar muy pequeño de Buenos Aires intentando escribir lo que me pasa en nombre de personajes que no existen, y no hago otra cosa que escribir y borrar.
Seré sincera: Me siento libre de presiones, me siento tan feliz. Creo que tanto quilombo armé en mi mente para escribir estas escasas palabras que describen mi estado actual.
Cierro los ojos y me siento relajada. ¡Tengo que cerrar más aún los ojos!
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