martes, 11 de septiembre de 2012

cómo, cuándo, dónde te vi y repito...

Sí, ese chico con ojos fríos y tan hermosos con el agua pero sobre todo, su pureza al hablar y al entonar frases con palabras que mi lenguaje desconoce. Pero el poema seguía, y él se detenía a contener la respiración y la saliva dentro de su boca. El lugar era un turbio galpón de no recuerdo qué magnitud  y ni por qué terminé en un bar sola un sábado a las tres de la mañana, supuse que fue cuando decidí irme de la fiesta esa que era un enorme fiasco y decidí irme caminando por ahí.
Este pibe, no sé cómo se llamará pero su voz me sacó sonrisa durante todo el acto. Cuando terminó de leer su poema, hizo un monologo sobre la monogamia; él se situaba en una situación de encontrar el amor o dedicarse a ser un vagabundo de cuerpo, mejor dicho, coleccionista de cuerpos vacíos con calor.

Terminó, tomé una cerveza y salí por el mismo lugar por donde entré. Pero no voy a olvidar su cruel destino.

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