domingo, 19 de septiembre de 2010

La típica: “soy más grande de lo que parezco” sí, te gusta hacer el ridículo. La típica flaca que no sabe llenar los vasos vacíos de otra persona, la típica flaca que apenas puede con ella misma y su odio tan estupido. No soy la más y ni la menos indicada para decirlo pero, el infierno va a estar encantado de tenerme a mí como su servidora, el cielo va a estar infeliz y todos van a vivir, tranquilos. No logro saber qué quiero o que no, ni el por qué de mis actos (claro, soy una nena, para otras, una niña) pero debo ser más conciente, todos actuan irracionalmente, sin pensarlo somos humanos, me siento tan tonta, tan nena y todo lo que logro, lo tiro en un momento. Alzo cuatro paredes hermosas, con pinturas y las tiro como si nada, viene un viento de mi mente y las derrumba, todo lo que logro, se va al carajo. Y no es que soy pesimista, es cierto.

Lo que fabrico, yo mismo lo destruyo. Lo que creo, yo mismo pierdo. Lo que quiero, yo misma lo fastidio. Y es así, todo sigue mal por casa mía, tiro cuadra paredes nuevas para poner esas paredes negras, que me dejan encerrada como una anormal y extraña niña de catorce años. Y de nuevo la pregunta que siempre me hace una amiga “¿por qué lo más lindo me hace llorar?” ahora me pongo en sus zapatos y digo, tenés razón flaca, tanta razón que me cegó, tanta razón que me llena de bronca conmigo misma.

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