miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los treintas días de promesas expiraron, los vientos calman y las aguas callan. El frío se va y el calor empieza a penetrar sobre mi piel, las flores más hermosas florecen y las nomeolvides van quedando atrás. Me dijiste que subías por escaleras angostas e inclinadas que quizás por eso, tu viaje sería de esperar. Hace treinta días espero tu regreso, hace treinta noches que te llamo a través de la estrella, hace treinta días que cierro los ojos en lo más alto de la colina y espero escuchar tu voz y sentir tu calor en la noche, al lado de mi cuerpo vacío y con ansias de vos. Esperé en sordo un llamado tuyo, desde el universo y especialmente a mí, dedicado con amor pero no hubo caso, en treintas días jamás apareciste, jamás supe de vos.


Sí, flaca te quería un montón. Gracias por demostrarme que vos no haces la diferencia.



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