martes, 15 de febrero de 2011

Si tuviera.

Si llegara a tener la capacidad de matar o dañar con mi mente a las personas, no dudaría en matar o dañar a unas cien personas y en especial a esas personas que no aprovechan como se debe tu amistad porque al final y al cabo, no tendría por qué ayudar a los demás y que suene egoísta, tendría que ayudarme a mí misma porque como cualquier ser humano tengo problemas en mi vida, pero prefiero dejarlos de lado cuando un amigo me necesita. No daré nombres y sé que él tampoco lo leerá y me deja más tranquila, pero nadie en el mundo haría lo que yo haría por él o por cualquier persona que verdaderamente quiero, o en el caso de él, que quise mucho. Todos prometemos cosas ¿pero cuántos de nosotros las cumplimos? Soy de esas personas que llevan las cosas con la palabra, me considero una persona firme a lo que dice ya que no hablo por: lastima, celos, desesperación, impaciencia, calentura, bronca y odio. Algún tiempo atrás, le prometí que siempre iba a estar con él, en las buenas y en las malas (y ayer se lo dije nuevamente) que no tenía motivos por los cuales no ayudarlo, que el pasado es pisado y aunque las cosas terminaron mal, yo iba a seguir con la palabra firme. Ya pasaron dos años de esa discusión que acabo con todo tipo de relación con él, ayer le pregunté cuándo volvíamos a clases, justamente se lo pregunto a él que se lleva hasta el recreo y no sabe ni cómo me llamo. Me pidió hablar algo con él, le dije que no habría problemas me contó de su vidas y sus inquietudes, todo bárbaro, me ofrecí en ayudarlo en una locura prácticamente no me reí de nada de sus confesiones ya que considero que no soy nadie para juzgar a nadie, hoy me agregó su novia al Messenger. A las doce de la noche, él me dice: “¿y hablaste con ella?”, ahora reflexionemos un momento, ¿no te enseñaron de modales? ¿No te enseñaron a decirles “hola” a las personas? Ahora me pregunto el por qué soy una persona seria y respeto a las personas cuando las personas que intento ayudar ni se preocupan por mi estar, es como volver a dos atrás cuando él pertenecía a mí vida, era un todo dar y un nada recibir.

Si piensas lector que soy de esas personas que quieren cosas a cambio por hacer favores, les informo que no pasa por eso, yo diría, por la moral. Esa persona rompió mi corazón en varias ocasiones y lo perdoné por todo lo bueno y malo, y emprendí mi campaña para ayudarlo pero que no me salude un miércoles a las doce de la noche para preocuparse primero por él, me parece un insulto. Yo no pretendía que él me regalé un chocolate o que me diga que me aprecia mucho por ayudarlo, solamente un mínimo interés por disimular que no le interesa saber cómo estoy, considero que todos nos equivocamos pero él no aprenderá. Yo entiendo que él este enamorado de su novia, es más, me encanta verlo así yo también estoy feliz con mi vida pero no pasa por eso, sino que a él no le interesa saber de mí, de hecho, no le preocupo yo. Le preocupa que le haga el favor. Seré resentida en este momento, porque ya soporté muchas cosas de esta persona (crean, demasiadas) y no tengo ganas de seguir ayudándolo después de todo y no recibir ni un: “¿cómo estás?”, esas personas de las cuales por así decirlo son “chupa-sangre”. A partir de hoy, si mi capacidad mental me da esos poderes que ya he nombrado me gustaría que viera qué feo es querer ver a alguien feliz y ayudar, sin pedir cosas a cambio pero un mínimo saludo de vez en cuando, no hace mal. Ya le dedique demasiado espacio acá, la próxima tendré que ver bien a quién quiero ayudarle, para dar la mano y que no me intenten comer.

Buenas tardes lectores.

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