Me abruman ganas de dormir todo el tiempo y el colegio me tiene atada a los libros. No cuestiono nada y muda siempre estoy, cuelgo mis brazos en mis orejas para no escuchar y cierro los ojos y mi mente queda en blanco. No entendía que era, quién era esa persona, a dónde iba y dónde terminaba. Infinitas oportunidades me presentó el destino, no opté por ninguna ya era tarde para entonces yo ya no quería esconderme o correr, ya quería saltar y trepar aunque me llevará la vida en ello. La ignorancia consumió mi tiempo e hice el ridículo demasiadas veces y lo lamento, mostré una imagen de pendeja inmadura y ahora quiero que me tomen de verdad y se ríen de mí en mi cara no lo tolero, nadie se reía de mí no tienen derecho a hacerme sentirme inferior. Era inocente, capaz por eso mi comportamiento de nena pero se aprovecharon de mí y arrasaron con todo. Me río, me inclino y me siento en el piso con las rodillas cruzadas, cierro los ojos y miles de emociones me invaden, miles de recuerdos están ahí pero no me veo afectada, ni una risa, ni una lágrima. No digo que estoy fría, siento aun cosas, estoy viva y no busco saberlo más. Lo más interesante, es que antes no me animaba a contar esto.
Me duelen los ojos y la cabeza, el clima es pesado y la mente me atacó tanto que ahora ni pienso en todo lo que me causo dolor en el pasado hoy es insignificante. Y miro la hora y pasan, pasan y yo sigo pensando cosas, cosas que juré dejarlas atrás si digo un “Pero” no vale de nada, aunque las pienso porque me hacen bien y no mal como yo creía.
Me duele la cabeza, de atornillármela con basura.
Me duelen los ojos, de abrirlos en una irrealidad que no existió y no va a existir.
Duermo, y pienso en lo feliz que me hace saber de que al fin estoy bien.
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