Hay cosas que me lastimaron por la mañana, me costó intentar superar el mediodía pero la noche me culminó. Caminé por sombras y me calmé por instantes pero recobraba la noción y de nuevo empezaba a tartamudear y en mi cabeza pensando que un error no existía, pero sin embargo, estaba más presente que ausente.
Dos noches en el cielo.
Tres en el infierno.
Una en la Tierra.
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