viernes, 5 de agosto de 2011

Una persona que conocí alguna vez.

Ni quiero hablar de lo que me costó el amor de Lucas. Un universitario con grandes aspiraciones pero una persona miserable y pobre de corazón. Alguna vez lo conocí y me enamoré perdidamente de él, pero en ese entonces yo contaba con trece años y él dieciochos. Después de intentar enamorarlo, logré hechizarlo con un poco de sentimientos y accedió a dejarme llamarlo 'novio'. Lo que me costó su amor fue tristeza y drama en mi vida. Como bien sabemos; me caracterizo por tener un cierto aire de madurez pero de todas formas, yo no superaba sus expectativas y tampoco me acercaba a intentarlo. Tampoco llegué a gustarle como persona. Él estaba conmigo por aprecio y por necesidades, pero nunca pasé a ser alguien de importancia. Obviamente, sí superaba mis expectativas y llegué a idolatrarlo, resulta que siempre soñé con ser la musa de sus textos de amor y sobre todo, de él. Cuando me dijo por primera y última vez: 'te amo' yo había bajado de su tren cobardemente y entristecida yo renunciaba a su amor, mientras él pensaba que yo estaría a su lado, yo me despedía con el más tierno amor para recordarlo en estos días en los cuales me invade la soledad y la tristeza.
Cuando lo dejé yo estaba con otro chico que me gustaba y apasionaba. Pensé que Lucas había sido en mi vida, Germán se enamoró perdidamente de mí y yo descubrí que Lucas seguía siendo mi único amor.
Meses después intenté recuperarlo haciendo cosas humillantes pero me rechazó en todas las ocasiones sin dudarlo y sin darme la oportunidad de verlo una vez más y, ahí entendí que yo para él no existía. Pero costaba aceptarlo.
Los meses que le siguieron seguí sufriendo mí pena que de hecho, fue a causa propia. Hoy, 5 de agosto cumplo 8 meses de novia con Germán y descubro que la razón por la cual Lucas no me necesitaba más y yo tampoco le importaba era porque él está de novio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario