miércoles, 22 de junio de 2011

Carmelita; la historia de una persona sin oportunidades de triunfar

Monologo.
(Entra Carmelita mirando el piso, observando las cosas de afuera y se detiene en un punto medio en el escenario, se dirige a algo pero no sabe a qué y empieza a hablar con la cabeza agachada)

hay más camas vacías afueras y me aturden, ¿saben por qué? Por las noches escucho ancianas golpeándome la puerta y pidiéndome entrar y me dan miedo. Todas la noche la misma historia, me golpean la puerta hasta que me pongo nerviosa y empiezo a llorar. (ocupa todo el escenario para hacerse oír y perturbada mira al publico) No quiero seguir limpiando a viejas decrepitas que todo el tiempo necesitan que las limpie y están dándome ordenes de qué hacerles y qué no. Mi mamá decía: 'Carmelita, estudia que es la única manera de no terminar como mamá', ella era costurera y hasta a veces, no teníamos para pagar el aíre y nos caigamos derrotadas en el piso llorando y diciéndonos que si nuestro Dios no quería, nos iba a ayudar. Pero nunca pasaba nada, el clima era mismo y seguíamos viviendo en la miseria. Si se preguntan el por qué no elegí estudiar o por qué no lo hice; mi mamá cayó con un derramel cerebral a mis dieciochos años y tenía que trabajar para poder mantenerla en el hospital y perdí el último año de estudios por nada, al mes y medio mi mamá empeoró y marchitó como todo lo bueno en mi vida.
(se tira al piso y lo golpea con tal fuerza que se da cuenta de su estrés. Empieza a gritar y llora hablando)
Todo era pasajero. Nada me cuidaba, nada me aseguraba nada. Nada me ayudaba y nadie me escuchaba. Papá se fue cuando cumplí seis años, nos hizo un favor. Sólo tomaba y golpeaba a mamá, y jamás lo odie. !No, jamás! Él era mi padre y yo lo respetaba y le rendía lo mejor que quería, y luego, a los doce años descubrí que él tenía otra familia; una señora más esclava de la vida que mi propia madre y dos nenes de seis años cansado de los hechos que ocurrían en su casa. Hace veinte años que estoy sola y hasta los amores no duran un verano y un otoño junto, la soledad es mi intima amiga y el sol por la tarde es mi eterno amor. Hace veinte años que quiero sentarme a estudiar o intentar leer, sólo tengo esto (y se agarra el delantal de empleada con orgullo y decepción) y esto es lo único que tendré. Porque fue ésto, lo único que conocí. Nunca me preguntaron que quería ser, siempre quise ser una princesa con un vestido morado largo. !Ay, te imaginás! Deslumbraría a todos con mis encantos, y tomaría todas las tardes a las cinco de la tarde el té con mis iguales amigas felices; sin tener que limpiar a viejas semi-muertas que todo el tiempo gritan. Me hubiera gustado estudiar medicina (mira al piso con nostalgia y al público le sonríe impetuosamente) me enteré que eso sirve para salvar gente, me hubiera gustado poder salvar a mí mamá y no que una enfermerita de cuarta salga del cuarto de ella diciéndome: (se enoja con la vida y empieza a gritar mientras se seca las lágrimas) 'lo siento'. Ella nunca pensó que rompía mi corazón, ¿Y qué mierda voy a hacer? ¿Quién mierda me va a cuidar? Nunca nadie pensó en mí, sólo alguien estuvo conmigo y fue este traje de mucama que lo tuve desde nena y lo tendré hasta envejecer y moriré en la miseria, ésta es mi vida. Sin llorar por los rincones me voy a ir feliz con mi madre. Viejita, Anita.

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