Cosas de la vida:
- el teatro no sé que tiene que no me atrae, pero debo reconocer que tuve un dialogo con la profesora que me dijo: “dale, así me gusta, seguí” y le respondí un: “no, me da vergüenza”. El dialogo siguió así:
Profesora: ¿por qué te da “vergüenza”?
Iara: porque sí, es feo. El personaje es estupido.
Profesora: pero no sos vos, es el personaje. Acordate que vos no existís pero el personaje es lo que vive, si vos vivís en escena.
Sos una grosa profesora, este viernes vamos por fin a conocer al teatro y en cinco clases estrenamos la obra y me sé todo el libreto (9 líneas, es poco, es la primera vez que hago una obra). Da un poco de vergüenza, en especial a mí. Odio ser “simpática” con casi todos, y en escena me toca un de una señora enamorada de su director, esperando al amor (cosa que no me extraña eso de mí) pero ¿por qué ese papel a mí? Profe, me lo hiciste apropósito. Mi mamá me está haciendo el traje muy lindo y me pone bien, saber que me ayuda un poco a mi miedo que niego tener adentro.
- el francés me está gustando, hace cinco años que lo estudio y aun sacó un 5,50 en las pruebas. Nunca sentí un interés por el idioma, hasta que me enamoré por segunda vez y empecé de nuevo con la poesía barata que le gusta a mi corazón, y me dan ganas de traducirlo o darle un toque de francés.
- suelo decir siempre de consuelo: “solamente un puñado de amigos tenes que conservar con amor”, siempre esos “consuelos” vuelven a mí. Siento, sentí y sentiré que fallo demasiado como amiga y novia, que no puedo ser buena con ninguno de los dos. Pero como me dijo Lucas: “está vez, tenés toda la razón” mientras yo seguía llorando. Por otro lado, descubro que la gente no sabe valorarme y entender cómo soy y que no voy a cambiar, que así estoy bien, llena de amor para dar a quién lo sepa valorar. Dos amigas se fueron, y pasaron a ser chicas que miro de vez en cuando y sigo en la mía. Por otro lado, nunca esta demás darle una alegría a un amigo yendo a su casa a las ocho de la noche en un sábado para salir a tomar y terminamos comiendo choripan en la costanera pasando un lindo momento cuando él pensaba que todos nos olvidamos de él, y o no me olvidé de él. Al final, no creo ser tan mala amiga.
- ya nombré que soy maricona, que casi todo me hace mal. Ya no me hago la fuerte, de hecho dejé de ser fuerte y después de un par de caídas soy más vulnerable. Un par de personas dicen que esto es llamar la atención, pero no, es un desahogo. Ya perdí la cuenta de cuantos libros escritos tengo guardados en el cajón que esperan a ser leídos con mucho respeto y admiración, volviendo al tema, el colegio que tanto amo es mi enemigo. Los profesores tienen mala fama sobre mí y hasta que no me tengan, no sabrán la maravillosa alumna que puedo ser, las discusiones de peleas siguen y sigue mi teoría de que soy una persona chocante.
- el fútbol, me encantaría poder tener dos o tres clases a la semana. El profesor siempre me exige a mí más que al resto (soy la única más chica, son todas señoras grandes) y cuando me apuro, pierdo el ritmo y los ejercicios me salen peor. Disfruto mucho poder hacerlo con mi tía, y que ella siempre me pregunté por mí y que siempre este de brazos abiertos a pesar que le rompí la moto.
- mi novio y mis mejores amigos, son lo mejor que tengo y lo único que quiero guardar en mi corazón. Lo de afuera es de palo.
Creo que esas son las cosas que pasan por mi mente, aparte de un par que están guardadas en mi mente y escritas en unos de mis cuadernos prohibidos.
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